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  • Foto del escritorTony Arias Gil

Recuerdo salado

Actualizado: 11 feb 2018

Si leíste mis consejos para un viaje sin imprevistos y mucho colorido habrás visto que junto a mi compañera fuimos a conocer  un hermoso hotel de Nagua. Originalmente pensábamos que visitaríamos un #resort, pero nos dimos cuenta que nuestro destino era un hotel #boutique, así que debíamos buscar otras cosas que hacer para tener un fin de semana que nos mojara con agradables recuerdos. Y así lo hicimos.



Debo reconocer que Nagua es una ciudad que la recuerdo por dos cosas: el pescado frito y el cangrejo. Esta vez tengo un recuerdo salado.


El viernes en la noche hicimos un reconocimiento a la ciudad de Nagua y no hubo nada que nos impresionara. El sábado mientras desayunábamos, preguntamos a uno de los meseros qué playa cercana a Nagua nos recomendaría. Después de una googleada, decidimos rechazar la visita a la playa Los Gringos que es la que queda más cerca del pueblo.


El joven que nos atendió nos sugirió visitar una playa que se une con el río. Así nos contó de Arroyo Salado. "Es fácil. Usted toma la carretera y es todo el tiempo derecho".


No obstante así, como buen usuario de Google, primero buscamos que nos hablarán del lugar al que íbamos. En esa búsqueda nos encontramos con un vídeo de TurismoRD que nos ofreció la información que necesitábamos para ir gustosos a ese lugar.



Establecimos la ruta según Google maps en versión satélite y tomamos la carretera María Trinidad Sánchez disfrutando de un sábado lluvioso. La playa de Arroyo Salado se encuentra en Cabrera, Río San Juan a unos 28 kilómetros de Nagua.





En el trayecto conocí la comunidad Puerto Rico a Pie, vi casitas sencillas entre cocoteros que me cautivaron para fotografiarlas y llevarlas en mi memoria. Nunca tuvimos que preguntar. Con la indicación del mesero de que sólo al final debíamos doblar y la ubicación casi exacta de Google Maps llegamos a nuestro destino.



La playa de Arroyo Salado ese día estaba como a mí me encanta. Vacía. Grandes extensiones de arena para sentarse, caminar o correr. Aquella isla a unos metros de orilla y la apacible agua del río que se une con el agua del mar.


Aquella visita, la primera que hacía a esa playa, se convirtió en un encuentro que nunca olvidaré. Unas buenas fotos para compartir con mis amigos y unas huellas en la arena.


Aunque las olas son intensas, las aguas son acogedoras. En la orilla de la carretera hay varios comercios que venden comida, agua y bebidas alcohólicas. Hay espacio suficiente para que los vehículos se puedan estacionar y algo muy importante, hay seguridad del Cuerpo Especializado de Seguridad Turística.


El viaje valió la pena. Una carretera hermosa adornada por cocoteros. Un playa salada que nos acogió con dulzura y un perro que no nos quitaba la vista para que le diéramos algo de comer.



Si visitaste esta playa y quieres compartir fotos, me la puedes hacer llegar al correo masallademicalle@gmail.com o dejarlas en tu comentario a este recuerdo salado.

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